Son los ciudadanos los que transforman los usos y se apropian de los lugares, estableciendo de esta manera nuevas configuraciones, significados y participaciones. Convirtiendo a la ciudad en un ámbito socio-espacial, donde están presentes contradicciones, conflictos, participación democrática e integración donde se reconoce la diferencia; lo que se quiere es inclusión de todos los actores sociales, mediante el reconocimiento de las diferencias y no la homogenización, “La diversidad urbana se ve enriquecida a través de la participación por posibilitar la diferenciación sin exclusión, que permite la coincidencia de grupos en zonas en las que predomina una identidad; por plantear usos plurifuncionales de los espacios urbanos; por (contra)poner opiniones que permitan la (re)construcción de identidades; y por servir como foro de debate y disentimiento en el que reconocer las diferencias.”
La idea de la diversidad urbana, se encuentra dentro del contexto de ciudad integrada, en la que se busca la integración de los diferentes actores y grupos sociales para la participación de la vida urbana, donde la ciudad responda a las necesidades de estos grupos y el hombre acompañe la ciudad; esto permitiría la configuración de nuevos espacios de convivencia que estén siempre en una evolución, cultural, social, económica y arquitectónica.
Otro aspecto de la ciudad integrada, es una administración pública más democrática y participativa en la que se dé un acercamiento entre los gobernantes y gobernados, en la que los ciudadanos tenga poder, control dentro de las políticas públicas y que tenga la libertad de un práctica política; es decir, una participación ciudadana, en la que esté presente la incidencia de la ciudadanía en la toma de decisiones económicas, políticas y sociales, ejerciendo el poder local mediante una organización de la comunidad.
Se hace necesario por parte de las autoridades locales comenzar a pensar nuevas estrategias para la participación ciudadana, donde se formulen políticas de apoyo social, nuevas estrategias de interacción y de participación; y no políticas de homogenización de sus actores y de sus problemáticas, una concepción de ciudadano activo que constantemente encuentra nuevos usos y significados a los lugares que habita y transita.
Memoria y construcción.
Cada época tiene su memoria, unas formas determinadas de expresión, de construcción y transformación, la memoria es un ser viviente, esta cambia y por tanto su forma de percibirla, sentirla y vivirla.
Para la sociedad actual la construcción de una memoria local mediante espacios, tradiciones y cargas simbólicas, enfrenta un desafío bastante concreto, conciliar su pasado con la concepción de ser una urbe globalizada, competitiva y tecnología.
Esto fue lo que enfrento y enfrenta Medellín desde las primeras décadas del siglo XX, ya que al pasar de un patrón de ciudad campesino-rural a uno con tendencias modernas, en que se comienzan a dar los primeros pasos para la industrialización y los avances tecnológicos, y una consolidación a nivel nacional como la ciudad abanderada del progreso en el país.
La ciudad para la primera mitad del siglo XX va a sufrir significativas transformaciones, pues se duplica la población, el área de la ciudad aumenta unas ocho veces su tamaño, gracias al auge comercial e industrial, al comercio del café, una migración de mano de obra gracias a las fábricas y sufre una transformación significativa en toda su infraestructura. Lo anteriormente mencionado permitió una reorganización de la sociedad, pues se conforma una élite de comerciantes, industriales, banqueros, profesionales, sacerdotes, educadores y familias tradicionales, y se crea una clase social nueva, los trabajadores obreros. Esto genero un cambio en las dinámicas sociales y en los espacios de sociabilidad, pues van a surgir nuevos espacios públicos como los cafés, las tabernas, las fábricas y las escuelas.
El establecimiento de un nuevo orden social, es lo que posibilita un rompimiento con su pasado colonial, el cual se visibiliza con la ruptura de la arquitectura vernácula por una más moderna, en la cual se comienzan no sólo a cubrir las necesidades de vivienda sino de estética que toda ciudad moderna requiere y desea implementar; esto permitió que se comenzara a realizar una idea de ciudad.
Esta ruptura arquitectónica no fue solo lo que se transformo, sino también practicas y actitudes por parte de la población, permitió que la cultura regional presente se sumergiera en la cultura mundial adquiriendo nuevos matices y dimensiones, en la que la literatura, el arte, la música y la política se convirtieron en elementos cercanos de la población, convirtiéndose de esta manera en ciudadanos modernos; surgiendo actividades como las tertulias en cafés, la creación de un palacio de Bellas artes para el fomento y creación de estas en la ciudad, construcción de un alcantarillado público como forma de mejorar la calidad de vida de la población, participación en la política mediante el derecho al voto, a la protesta y el inicio de un proceso de planeamiento de la ciudad, entre otras medidas.
Todas estas transformaciones dejaron su huella y en la memoria en la ciudad, recordando este periodo como uno de los de mayor transformación y crecimiento de esta, lo cual muestra que no se da una ruptura en la memoria de los ciudadanos, sino que se dio una reapropiación y re significación de los espacios y usos de la ciudad en la actualidad, siendo de importancia que tanto los significados del pasado como del presente se concilien, se integren y se apropien por parte de la población, de esta manera se posibilitaría una ciudad integral y con una diversidad urbana.
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