“Teatro Pablo Tobón Uribe donde Comienza céntrica Avenida La Playa en la carrera 40, se encuentra uno de Los principales centros culturales de Medellín: el Teatro Pablo Tobón Uribe. Con una capacidad aproximadamente de 800 personas, presenta durante todo el año una variada programación de conciertos, zarzuela, ballet, teatro y recitales de artistas internacionales”.
Con el crecimiento cada vez mayor de la ciudad se vio la necesidad de construir un escenario para representaciones artísticas alternativo al teatro Junín. La idea la comenzaron a gestar la Sociedad de Mejoras Públicas, el gobierno local y Pablo Tobón Úribe, gran mecenas del arte y filántropo antioqueño que aporto casi todo el capital para su construcción: un millón de pesos. Nel Rodríguez diseñador de la firma H. M. Rodríguez e Hijos, encargado del proyecto estuvo seis meses en New York estudiando arquitectura de teatros para ejecutar el diseño arquitectónico. La obra comienza en el año de 1952 y para forzosamente en el año de 1958 por escases de recursos. Luego la obra es retomada en el año de 1965 y es inaugurada oficialmente en el año 1967 después de acelerar las obras al final ante la inminente demolición del teatro Junín, pues la ciudad se quedaba sin teatro. El teatro ya funcionaba desde el año 1958 pero sin todo su esplendor puesto que no estaba terminado. Es de arquitectura moderna con influencia de las tendencias en boga del momento en Estados Unidos y Europa: pureza de formas y juegos volumétricos con geometría simple. En el teatro se destaca el paseo cubierto trasversal a su eje axial principal que caracteriza su acceso principal. También se destaca la cubierta en voladizo con sus formas alabeadas en el plano inferior. En el lobby contiene frescos del maestro Ramón Vásquez. Tiene una capacidad para 883 plazas contando los palcos.
PABLO TOBÓN ÚRIBE (Nació en 1882 Medellín y murió el 15 de Marzo de 1954)
Hombre muy acaudalado, tenía muchos negocios de bienes raíces y era el accionista principal de las más importantes empresas como Cervecería Unión y Coltabaco. Era un gran filántropo a aportaba recursos para ayudar a los más necesitados y mecenas del arte y la cultura. Consumado lector, dedicaba muchas horas del día a la lectura encerrado en su estudio. Era un hombre excéntrico: pese a su gran fortuna nunca viajaba, pues decía que los lugares era más interesante conocerlos a través de la lectura; no tenía carro andaba en vehículos de trasporte público, en su casa no tenía ni radio ni teléfono. Recibió la cruz de Boyacá en grado oro del congreso de la república por sus obras de beneficencia.
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